domingo, 30 de septiembre de 2007

TAREA

Qué tarea más injusta es explicarse a sí mismo.
Así va: como si la existencia y sus implicaciones no fueran enemigos suficientes, un maestro demanda a un grupo de once perfectos extraños-conocidoamigos las razones de su eXXXistencia. Eso se llama morbo disfrazado de interésporlacreación.
No reniego, en realidad ni siquiera pienso eso, pero me enoja tener que sentarme enfrente de una hoja en blanco (hay q ser sinceros, una pantalla en blanco) y teclear lo que todas las noches me hace perder el sueño (unas me hacen perder menos que otras, según el clima, el grado de la ausencia de peripecias, el agotamiento del cuerpo, la hueva espiritual, la cercanía del control remoto, la velocidad con que corre la depresión).
Simplemente no puedo escribir. Yo sólo soy reacciones bioquímicas, trasladadas a mis sentidos, infiltradas a mi memoria, anidadas en mi inconsciente. Lo que sí podría contarles a los extraños, pero camaradas, es que los minutos (quizá horas) previos al sueño son los momentos más lúcidos de mí misma, en aquellos en los que me transporto al féretro donde descanso cuando Claudia sale al mundo a pretender que es Claudia la que sale al mundo.
La aventura comienza cuando llego -no cuando salgo-, abro la puerta de mi casa, cuelgo mis llaves, dejo la mochila y veo unas rendijas de luz sobre mi cama. Acontece un miedo terrible pero demasiado familiar para asustarme, como una cárcel de sombras o como un fantasma castrado y onanista. En algunas ocasiones hasta me hace reír. El centro voraz de este vértigo minimizado por la costumbre NO nace al entrar a esas profundidades de completa desnudez, sino cuando me doy cuenta de que durante todo el día -otra vez- sólo la mitad de Claudia me acompañó.
Me atavío para entrar a la ensoñación, me resbalo por las sábanas, dejo de lado los elementos comunes: música, libros, películas, TV, comida, familia, amantes, amigos, amigas, y al tenerlos ausentes percibo la importancia que cada uno de ellos tiene para construir mi percepción del mundo, y que a pesar de ello los volvería a despreciar una y otra vez para comprometerme sólo conmigo misma.
Pero ya que estoy dentro y las sábanas se han convertido en capas de madera, en féretro de una sola atmósfera, la realidad se torna color neblina, mis ojos se llenan de basura... todo comienza a aclararse y emprendo la carrera más importante, cuya meta es no llegar a la meta sino tropezar para poder justificar la derrota.
De todas maneras, a esa altura del ensueño ya amó lo común del mundo porque de eso me alimento, suspiro al oír hablar al tiempo cuya amenaza me paraliza más que el tiempo mismo, lloro la muerte de mi madre y padre vivos, quienes esperan de mí la absoluta virtud dentro de este universo de paradojas (frase de la primaza), tiemblo por el próximo frío, melancolizo el futuro, doy luto a los segundos que acaban de morir, respiro una soledad que está apunto de llegar pero que siempre ha estado presente, incluso en los mejores momentos de mi vida cuando los brazos de la plenitud rozaron mi confort y el beso del hombre más deseado atravesó mi garganta con extremo placer.

Todo se difumina a la hora del despertador y mientras el entrenamiento físico cobra preponderancia mis pensamientos se deslizan a los acontecimientos del desayuno al lado del vacío del refrigerador, al tope del bote de basura donde no he podido meter la timidez que me obliga a no acercarme al amor de mi vida (si es que eso existe). Todo se opaca y la tarea de escribir en una hoja en blanco una explicación de mí misma se hace cada vez más difícil.
No me quejo, es sólo que no puedo describir un suceso que está hecho de rendijas de sombras.

lunes, 10 de septiembre de 2007

De CRoNoPios Y FaMaS Y eSPeRaNZaS (Fase Mitologica)

"Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las Esperanzas lo saben, y no se preocupan
Los Famas lo Saben, y se burlan
Los Cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una Tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la Tortuga dibujan una golondrina".

Quizá Cortázar pensaba, al escribir lo anterior, que este mundo ancho y ajeno hay miles y miles de seres humanos distintos, que apesar de que trasitamos como hormigas en avenidas y caminos bifurcados (qué mezcla!) cada uno de nosotros, los nosotros del pasado, del presente y los venideros, poseemos el don de la particularidad; sin embargo, la pereza mental y espiritual nos ha inclinado a pertenecer a las definiciones, a los adjetivos, a la convención de que somos lo que no somos sino somos aquello delimitable como una palabra maternal, un número archivado , un rol en la familia, una función en la oficina, un plato en la mesa, un cuerpo caliente del lado derecho de la cama, UNA HOJA MÁS.
El Mundo es Pleno sin Mí, si muero o pierdo una pierna, El Mundo seguirá en Plenitud, Pero ¿Sin Mundo PUedo ser Pleno? ¿Si el mundo cae, se tuerce, se revuelca, podré lograr la deseada y ambicionada plenitud?

Una Esperanza contestaría: Basta de hablar estupideces y pónte a trabajar
Un Fama no descansaría hasta verte desfallecer en tu empresa
Un Cronopio inventaría un diccionario de nuevas palabras.


Lo más probable es que el pensamiento de Cortázar fuera más allá de esta reflexión, su genialidad salta este límite, inventa un universo paralelo, tomando de base este mundo pero enfrentándolo a su propio vicio y virtud.

Por eso a veces, en esta vida ancha y ajena, nos conformamos con ser Famas, a veces nos comportamos como Esperanzas, y pocos veces podemos vestir el traje de Cronopios.

PERFUME CORDOBES


A mis argentinas


Me inserto en el DF con el perfume de otra ciudad, pienso en los habitantes de aquel lugar donde nació mi nostalgia, en lo semáforos comunes que detiene la carrera hacia la hora de la cita, a las señales luminosas de precaución que ya nadie observa, a los rostros de individuos abstraídos en su destino (misterioso pero aburrido).
Cuando al pisar un paso cebra aspiro el perfume de esa otra ciudad, aquella rodeada de edificios rojos de ocho pisos, de Plaza San Martín, Chacabuco y San Jerónimo no dejo de sonreír, mirar al cielo y creer que permanezco dividida en dos ciudades.
Vuelvo a mirar al cielo. El sonido de un motor, el sol ardiendo en mis ojos, la silueta de un avión y el recuerdo de una mañana de aterrizaje me regalan una lágrima.
Comienzo a imaginar el próximo aéreopuerto cuyos retratos en las paredes no sean abrazos de adiós ni razas mezcladas entre maletas y boletos en mano con prisa. Veo un lugar con hombres y mujeres sin naciones, de ojos de la forma de la Tierra y piel color humano, en donde no haya puertas de salida o entrada, y quienes las busquen encuentren el idioma común, un esperanto funcional, construido de las vocales más primitivas, parecidas a aquellas que me acercan todos los días a vivir en dos ciudades simultáneamente
Por eso, cuando quiero burlarme de la realidad aprieto el frasco del perfume cordobés, dejo que las gotas caigan sobre mi pecho y me contagien de memorias imperecederas, mientras mi cuerpo transita día a día en el DF con ganas de vivir el verdadero presente.